Andrés Herrera 7 03, 2023

El techquilibrium es un concepto surgido a raíz de la integración de las nuevas tecnologías en el mundo de la enseñanza. Este concepto señala la necesidad de encontrar un equilibrio entre los modelos tradicional y la inclusión de las pantallas. Esto no se basa en una relación 50-50, sino que hay que manejar la balanza según las necesidades.

Por ejemplo, en el caso del eLearning el techquilibrium tendría que encontrar la forma de dar igual prioridad a los contenidos teóricos (que se aprenderían a través de la plataforma teleformativa) y su puesta en práctica en casos reales (que tendría que desarrollarse en contextos reales, más allá de entornos digitales de aprendizaje).

¿Por qué aplicar tecquilibrium en la educación?

Las nuevas tecnologías ya se han incorporado, desde hace años, al mundo de la enseñanza. Pero, ¿se están aplicando de forma correcta? El techquilibrium en educación es una buena manera de asegurarse la eficiencia en este sentido al saber, por ejemplo, en qué grado se pueden aplicar estos dispositivos sin olvidarse de lo que puede aportar el aprendizaje tradicional.

Cuando se consigue identificar el punto de “techquilibrium” es posible empezar a digitalizar una formación. Esto pasa por saber si es necesario recurrir a plataformas de educación a distancia o si simplemente basta con integrar pantallas para que actúen como recurso de consultas en las actividades desarrolladas en el aula.

En definitiva, aplicar el techquilibrium a la educación supone una experiencia en la que se combina tecnología y enseñanza tradicional, teniendo en cuenta el grado de necesidad de cada una de ellas, permitiendo formaciones capaces de satisfacer las necesidades de los alumnos, poniendo a su alcance las herramientas necesarias.

¿Cómo definir el grado de digitalización educacional?

Identificar el punto de equilibrio es de vital importancia en este sentido ya que dar el salto digital implica mucho más que integrar las nuevas tecnologías y garantizar la presencia de un tutor y un docente. Se trata de, en primer lugar, identificar las necesidades de los alumnos e implantar los avances digitales en la estrategia de enseñanza.

En este punto es importante contar con la ayuda de un pedagogo especialista en formación tradicional y online ya que esta es la única forma de saber cuáles son las necesidades en concreto de un grupo de alumnos, o de la enseñanza que se quiera impartir. Por ejemplo, valorando los ejercicios prácticos que se requieren para demostrar los contenidos teóricos: si estos son pertinentes, o si vale simplemente con la adquisición de la teoría.

En cualquier caso, será necesario tener en cuenta varios factores para definir el grado de digitalización de tus acciones formativas:

  • Tipo de curso: Por ejemplo, no es lo mismo un curso sobre community manager, que puede desarrollar su faceta práctica, también, desde una pantalla, que otro en el que se requiera de ejecutar unas acciones, en concreto, de manera presencial, como podría ser una acción para mejorar habilidades de atención al público.
  • ¿Cuentas con el personal adecuado? El uso de nuevas tecnologías requiere de un mantenimiento, y esto pasa por contar con el personal adecuado en este sentido.
  • Rescatar ideas tradicionales y válidas: En ocasiones las prisas por incorporar las tecnologías y los modelos de enseñanza digitalizados pueden hacer que olviden algunos beneficios relacionados con la educación tradicional. Identificar estas ventajas y ponerlas en marcha será de gran importancia.

Conclusión

El techquilibrium no es un reto novedoso en el eLearning. Desde el momento en el que se empezaron a incluir las nuevas tecnologías en la educación se hizo necesario pararse a pensar cómo introducirlas de manera eficiente. En la actualidad seguimos viendo cómo es preciso un análisis de cada contexto educativo para saber cómo introducir la herramientas digitales de forma inteligente.

Por otro lado, el techquilibrium también pasa por saber qué herramientas son las más adecuadas para los alumnos. Encontrar todo este equilibrio es lo más importante antes de poner en marcha una acción formativa.

Sin duda, encontrar este punto de equilibrio entre las nuevas tecnologías y los modelos de enseñanza tradicionales va a seguir siendo un reto si tenemos en cuenta que los avances digitales son constantes en la actualidad y que la incorporación de todos ellos merece un análisis previo en el que se determine si son pertinentes y en qué medida deben incorporarse.